Recapacitar sobre la manera o maneras de ser más felices forma parte de nuestros pensamientos y costumbres más habituales. Puede parecer de inicio una definición obvia, aunque mucho me temo que en la mayoría de las ocasiones el firme propósito de cambiar y, con ello, hacerlo mejor en todos los sentidos, no basta y se ve superado por la rutina y las banalidades de los tiempos.
Así es: Vivir de forma sana y equilibrada se convierte en un anhelo que, aunque no resulta inalcanzable, nos empeñamos en hacerlo rematadamente mal. Como demostración de lo anterior, me paro precisamente en el significado de la palabra Aikido, expresión tan bella a la vez que “sencilla” y “razonable”. Llegada la hora de una explicación más al detalle me encuentro con esto: “nuestra búsqueda debe ir por no abandonar jamás el camino de la energía y la armonía”. Me seduce totalmente el Aikido.
Y me convence porque la sencillez y la lógica son aliados naturales de esta filosofía. Sé muy bien porque lo digo. Cuando el Club Aikido Cantabria me hace el honor de poder escribir en su web, creo que más bien se debe a que conozco personalmente a muchos de sus integrantes, y todos ellos coinciden en su bondad, sus valores de vida, que desde luego les hace a mi juicio buenas personas. Esta es la auténtica meta de la vida: hacer todo el bien que se pueda, y no hablar tanto de solidaridad hasta llegar a parecer una expresión sin contenido. Y es que en el Aikido hay compromiso. Supone la búsqueda de la verdad, como lo mejor que tiene también la ética. La recompensa final es cuando cada persona, a través de nuestro verdadero camino personal, nos hacemos uno con todo lo que nos rodea, que es como poder proclamar que así encontramos la paz, el sentir y el vivir más verdaderos.
Miguel del Río Martínez
Periodista y Escritor.
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